lunes, 11 de marzo de 2013

EN BARCELONA CON WOODY ALLEN

Marco Antonio y Cleopatra nos esperaban. La cita no era en Egipto. Nos encontrábamos en el Despacio Spa Centre, que nos transportaría a las orillas del Mar Muerto, sucumbiendo  al placentero mundo de la aromaterapia y los aceites esenciales. Perdimos la noción del tiempo, siendo protagonistas de una experiencia memorable, alejadas por completo de lo cotidiano.






Marco Antonio y Cleopatra envolvieron nuestros cuerpos en una estela de armonía. Caminamos por el Paseo Marítimo de la Barceloneta, sobresaliendo las Torres Mapfre, a cuyos pies descansaba la figura de un enorme pez dorado, obra de Frank Ghery. Yuanyuan y yo queríamos contemplar la transformación de Barcelona como consecuencia de los Juegos Olímpicos de 1992. Pero sobre todo, deseábamos rendir nuestro particular homenaje a D. Juan Antonio Samaranch, artífice y valedor de la candidatura olímpica de Beijing 2008. La flecha que encendió el pebetero, continuó su camino hacia el este, haciendo visible a los ojos del mundo la fuerza del  Dragón y uniendo a nuestros pueblos. Eran las 13:00 de una templada mañana de noviembre y teníamos una reserva a 50 Km. de aquí.


Enormes cristaleras reflejaban los bucólicos matices  de un jardín particular. Hojas caídas danzaban en compás armonioso con el horizonte marino. Acomodadas en un pequeño salón – decorado exquisitamente,- gozamos de sabores puros y delicados. De inicio un reconfortante caldo, seguido de bogavante y pato de Challans, entre otras exquisiteces del menú degustación. El sumiller realizó un marinado de vinos excepcional. Un blanco Lanius 2007, D.O. Alta Alella inició los acordes de una sinfonía perfecta, con música de viento del Penedés y D.O. del Priorat. Degustamos tantos vinos como platos (por suerte no teníamos que conducir). Relajados nuestros cuerpos y embriagadas por los estupendos caldos españoles, un último reto se presentó ante nosotras. Nos miramos con sonrisa pícara y sucumbimos sin rubor a los divertimentos de la pastelería. La maître japonesa Rie Yasui hizo que nos sintiéramos como auténticas reinas. Ruscalleda – la única chef en España con tres estrellas Michelín,- nos saludo afablemente, invitándonos a visitar la cocina y bodega. Ya estoy viendo las caritas de nuestras amigas.





El Hotel H 10 Marina Barcelona, situado en plena Villa Olímpica, a pocos metros de la playa y a unos quince minutos del Puerto Olímpico fue el elegido para nuestra estancia en la Ciudad Condal. Su situación, ideal, alejado del bullicioso centro de la ciudad. La habitación, - una Junior Suite con terraza en la octava planta,- ofrecía un aspecto moderno y funcional, predominando las tonalidades blancas y grises. El servicio privilege otorgaba una atención personalizada.





La música de David Guetta revitalizó nuestros cuerpos. Mientras Yuanyuan se duchaba, abrí el amplio vestidor (por fin un hotel que hiciera sentir a la mujer el centro de todo, pensado en las necesidades y gustos de la mujer moderna. Me incliné por un Carolina  Herrera, de la colección de invierno de 2012, combinando rojo y negro, medias de seda y tacones de vértigo. Linda Meredith y el jazmín y vainilla de “La vie est belle” inundaron la habitación. Yuanyuan estaba espectacular con su vestido de cuero negro de Valentino. La noche de Barcelona nos esperaba.


“Els Quatre Gats”,- situado en el Barrio Gótico,- testigo de la vida bohemia de finales del siglo XIX y frecuentado entre otros por Picasso, era el lugar elegido. Teníamos una reserva en el salón principal, justo en la mesa en que cenaron Vicky y Cristina. La decoración se mantenía idéntica que en la película de Woody Allen, salvo los cuadros. Un Ribera del Duero acompaño nuestro pan con tomate. El brillo chispeante de los ojos de Yuanyuan denotaba la emoción de encontrarse en un lugar donde su idolatrada Scarlett Johansson había rodado una de sus escenas.

                                                  


De allí, Elena, - la eficaz chofer puesta a nuestra disposición,- nos trasladó a “El tablao de Carmen”, para asistir al segundo turno del espectáculo, que  se iniciaba a las 21:30. Resultó ser una viva expresión del flamenco más auténtico. Durante una hora participamos del palmeo, la fuerza de la guitarra española y la expresividad gitana, plasmada en sus trajes de cola y resonar de zapatos. Con el aroma de otro tiempo, la noche se diluyó. El nuevo día discurriría entre trajes de boda y  productos Gourmet. Una jornada de intensas reuniones abriría las puertas a lucrativos acuerdos.

lunes, 14 de enero de 2013

BARCELONA Y EL MODERNISMO





“Rusted brandy a diamond glass.
Everithing is made from dreams.
Time is made from honey slow an sweet”...    



“Temptation”, de Tom Waits, el encanto de los clubs de jazz de los años 30, un gramófono y lámparas rojas. En el fondo se proyectaban imágenes de películas de época como “Metrópolis”. A la izquierda, con elegante frac negro, Diana Krall interpretaba temas de su último disco “Glad Rag Doll”. La época de la ley seca y la Gran Depresión impregnaba la abarrotada sala del Auditorio de Barcelona.


“We Just couldn´t say goodbye”, “There ain´t no sweet man that´s worth the salt of my tears”, “Lonelly Avenue “, de Ray Charles y muchas más nos acompañaron durante dos horas de concierto.


El 24 de noviembre tocaba a su fin, pero el primer día en Barcelona comenzó mucho antes, concretamente en la zona del Eixample, máximo exponente del modernismo catalán.


Iniciamos nuestro recorrido a las nueve de la mañana, visitando “La Sagrada Familia”. ¿Qué puedo decir de ella? Un sueño expresado en piedra e iniciado en 1.882, que asciende hacia los cielos con sus torres cónicas circulares. Todavía inacabada, disfrutamos de ella  hasta las once.






                                                                       


Paseando por el Paseig de Gracià, llegamos a “La Pedrera” o “Casa Milà”, que junto a  “La Casa Amatller”, “La Casa Batlló” y “La Casa Lleó Morera”, situadas en el denominado “Quadrat d´or”, pertenecieron a la burguesía catalana de la época.


“La Pedrera”- como “La Sagrada Familia”-, declarada Patrimonio de la Humanidad nos ofrecía unas excelentes vistas desde su terraza, sobresaliendo sus torres y chimeneas. Mi iPhone sería testigo de esta explosión de libertad y nuestras fotos circularían a través de P1.cn , mostrando la grandeza de España. Xiaohong, - nuestra guía-, nacida en España y Licenciada en Historia por la Universidad de Barcelona,nos ilustró sobre la forma de diseñar de Gaudí y visitamos en su interior un precioso piso de decoración modernista.


“La Casa Batlló – también Patrimonio de la Humanidad – fue nuestra siguiente parada. Antonio Gaudí invadió de color la mañana, entablándose una enconada lucha entre la libertad creativa y la funcionalidad, resultando triunfantes ambas. Mi amiga Yuanyuan decía que era una oda a las formas curvilíneas, destacando sus vidrieras y mosaicos. Disfrutamos por su interior, siguiendo atentamente la clase magistral de  Xiaohong.


Después de una comida informal, nos dirigimos en coche al “Parque Güell”, a unos 4 kilómetros de distancia.  Repleto de gente, una postal de fantasía  nos aguardaba. Las vistas de la ciudad desde este lugar son maravillosas. Bancos ondulantes, piedra y azulejos conviven en armonía. ¡Incluso subimos hasta la cruz! Llegados a este punto, les formulo una pregunta. ¿Cuál es la distinción y autor  de este monumento modernista? Sí, han acertado. Patrimonio de la Humanidad y Gaudí.









Agotadas, pero inundadas nuestras retinas de belleza, agradecimos la confortable tapicería de nuestro coche, conducido por Elena, la educada chofer que nos acompañaría en nuestra estancia en Barcelona. Había sido una mañana de bota alta, pero cómoda. Los tacones, para la noche. El jacuzzi de la habitación nos dejaría como nuevas. La diva del jazz nos esperaba, pero esa historia ya la conocen.

El domingo lo denominamos “el día de las chicas”- o sea- de nosotras. Si quieren conocer nuestras andanzas, tendrán que esperar a otro día. Por cierto, mi nombre es Wang Yang.