lunes, 14 de enero de 2013

BARCELONA Y EL MODERNISMO





“Rusted brandy a diamond glass.
Everithing is made from dreams.
Time is made from honey slow an sweet”...    



“Temptation”, de Tom Waits, el encanto de los clubs de jazz de los años 30, un gramófono y lámparas rojas. En el fondo se proyectaban imágenes de películas de época como “Metrópolis”. A la izquierda, con elegante frac negro, Diana Krall interpretaba temas de su último disco “Glad Rag Doll”. La época de la ley seca y la Gran Depresión impregnaba la abarrotada sala del Auditorio de Barcelona.


“We Just couldn´t say goodbye”, “There ain´t no sweet man that´s worth the salt of my tears”, “Lonelly Avenue “, de Ray Charles y muchas más nos acompañaron durante dos horas de concierto.


El 24 de noviembre tocaba a su fin, pero el primer día en Barcelona comenzó mucho antes, concretamente en la zona del Eixample, máximo exponente del modernismo catalán.


Iniciamos nuestro recorrido a las nueve de la mañana, visitando “La Sagrada Familia”. ¿Qué puedo decir de ella? Un sueño expresado en piedra e iniciado en 1.882, que asciende hacia los cielos con sus torres cónicas circulares. Todavía inacabada, disfrutamos de ella  hasta las once.






                                                                       


Paseando por el Paseig de Gracià, llegamos a “La Pedrera” o “Casa Milà”, que junto a  “La Casa Amatller”, “La Casa Batlló” y “La Casa Lleó Morera”, situadas en el denominado “Quadrat d´or”, pertenecieron a la burguesía catalana de la época.


“La Pedrera”- como “La Sagrada Familia”-, declarada Patrimonio de la Humanidad nos ofrecía unas excelentes vistas desde su terraza, sobresaliendo sus torres y chimeneas. Mi iPhone sería testigo de esta explosión de libertad y nuestras fotos circularían a través de P1.cn , mostrando la grandeza de España. Xiaohong, - nuestra guía-, nacida en España y Licenciada en Historia por la Universidad de Barcelona,nos ilustró sobre la forma de diseñar de Gaudí y visitamos en su interior un precioso piso de decoración modernista.


“La Casa Batlló – también Patrimonio de la Humanidad – fue nuestra siguiente parada. Antonio Gaudí invadió de color la mañana, entablándose una enconada lucha entre la libertad creativa y la funcionalidad, resultando triunfantes ambas. Mi amiga Yuanyuan decía que era una oda a las formas curvilíneas, destacando sus vidrieras y mosaicos. Disfrutamos por su interior, siguiendo atentamente la clase magistral de  Xiaohong.


Después de una comida informal, nos dirigimos en coche al “Parque Güell”, a unos 4 kilómetros de distancia.  Repleto de gente, una postal de fantasía  nos aguardaba. Las vistas de la ciudad desde este lugar son maravillosas. Bancos ondulantes, piedra y azulejos conviven en armonía. ¡Incluso subimos hasta la cruz! Llegados a este punto, les formulo una pregunta. ¿Cuál es la distinción y autor  de este monumento modernista? Sí, han acertado. Patrimonio de la Humanidad y Gaudí.









Agotadas, pero inundadas nuestras retinas de belleza, agradecimos la confortable tapicería de nuestro coche, conducido por Elena, la educada chofer que nos acompañaría en nuestra estancia en Barcelona. Había sido una mañana de bota alta, pero cómoda. Los tacones, para la noche. El jacuzzi de la habitación nos dejaría como nuevas. La diva del jazz nos esperaba, pero esa historia ya la conocen.

El domingo lo denominamos “el día de las chicas”- o sea- de nosotras. Si quieren conocer nuestras andanzas, tendrán que esperar a otro día. Por cierto, mi nombre es Wang Yang.