“Rusted brandy a
diamond glass.
Everithing is made
from dreams.
Time is made from
honey slow an sweet”...
“Temptation”,
de Tom Waits, el encanto de los clubs de jazz de los años 30, un gramófono y
lámparas rojas. En el fondo se proyectaban imágenes de películas de época como
“Metrópolis”. A la izquierda, con elegante frac negro, Diana Krall interpretaba
temas de su último disco “Glad Rag Doll”. La época de la ley seca y la Gran
Depresión impregnaba la abarrotada sala del Auditorio de Barcelona.
“We Just couldn´t say goodbye”,
“There ain´t no sweet man that´s worth the salt of my tears”, “Lonelly Avenue
“, de Ray Charles y muchas más nos acompañaron durante dos horas de concierto.
El 24 de
noviembre tocaba a su fin, pero el primer día en Barcelona comenzó mucho antes,
concretamente en la zona del Eixample, máximo exponente del modernismo catalán.
Iniciamos
nuestro recorrido a las nueve de la mañana, visitando “La Sagrada Familia”.
¿Qué puedo decir de ella? Un sueño expresado en piedra e iniciado en 1.882, que
asciende hacia los cielos con sus torres cónicas circulares. Todavía inacabada,
disfrutamos de ella hasta las once.
Paseando por
el Paseig de Gracià, llegamos a “La Pedrera” o “Casa Milà”, que junto a “La Casa Amatller”, “La Casa Batlló” y “La Casa
Lleó Morera”, situadas en el denominado “Quadrat d´or”, pertenecieron a la
burguesía catalana de la época.
“La Pedrera”-
como “La Sagrada Familia”-, declarada Patrimonio de la Humanidad nos ofrecía
unas excelentes vistas desde su terraza, sobresaliendo sus torres y chimeneas.
Mi iPhone sería testigo de esta explosión de libertad y nuestras fotos
circularían a través de P1.cn , mostrando la grandeza de España. Xiaohong, -
nuestra guía-, nacida en España y Licenciada en Historia por la Universidad de
Barcelona,nos ilustró sobre la forma de diseñar de Gaudí y visitamos en su
interior un precioso piso de decoración modernista.
“La Casa
Batlló – también Patrimonio de la Humanidad – fue nuestra siguiente parada.
Antonio Gaudí invadió de color la mañana, entablándose una enconada lucha entre
la libertad creativa y la funcionalidad, resultando triunfantes ambas. Mi amiga
Yuanyuan decía que era una oda a las formas curvilíneas, destacando sus
vidrieras y mosaicos. Disfrutamos por su interior, siguiendo atentamente la
clase magistral de Xiaohong.
Después de una comida informal,
nos dirigimos en coche al “Parque Güell”, a unos 4 kilómetros de
distancia. Repleto de gente, una postal
de fantasía nos aguardaba. Las vistas de
la ciudad desde este lugar son maravillosas. Bancos ondulantes, piedra y
azulejos conviven en armonía. ¡Incluso subimos hasta la cruz! Llegados a este
punto, les formulo una pregunta. ¿Cuál es la distinción y autor de este monumento modernista? Sí, han
acertado. Patrimonio de la Humanidad y Gaudí.
Agotadas, pero inundadas nuestras
retinas de belleza, agradecimos la confortable tapicería de nuestro coche,
conducido por Elena, la educada chofer que nos acompañaría en nuestra estancia
en Barcelona. Había sido una mañana de bota alta, pero cómoda. Los tacones,
para la noche. El jacuzzi de la habitación nos dejaría como nuevas. La diva del
jazz nos esperaba, pero esa historia ya la conocen.
El domingo lo denominamos “el día
de las chicas”- o sea- de nosotras. Si quieren conocer nuestras andanzas,
tendrán que esperar a otro día. Por cierto, mi nombre es Wang Yang.
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